Sabéis esas situaciones que las vas postergando y te atacan por sorpresa: hoy ha sido una de ésas, sin comerlo ni beberlo me he visto delante de disputar una batalla dialéctica que he perdido, claramente, dos no discuten si uno no quiere: oiga si yo le pregunto si quiere ir a pescar y usted me dice que no, que se va a la piscina, pues ya está, como diría de forma incorrecta pero entrañable “l’amic Joan” (Gaspar, ex-presidente del Barça) “Tema sanjat”.

Pero me he gustado: he luchado, he demostrado interés, la situación no se ha vuelto a mi favor, pero “la vida es así, no la he inventado yo”, no hay que hacerse mala sangre, era una batalla que de saque estaba perdida, pero aún así he sido valiente y he dado la cara.

Después de tanta monserga, se había presentado la oportunidad, infinitesimal, de que pudiera emanciparme de manera casi utópica, pagando poco en un piso que es un chollo y que ahora mismo está casi desocupado, pero en lugar de eso, pues lo que he dicho, nada de nada: la propietaria no lo alquila y punto, ni a su nieto, es su decisión y si el piso ha de estarse 4 ó 5 años así, pues que esté así.

A continuar enchufando pasta a la cuenta vivienda, para largarme de casa de mis padres, en cuanto pueda, que al paso que voy va a ser complicado que en 4 años pueda hacerlo, pero bueno, siempre tengo una opinión pesimista de la vida, ya veremos).