Han sido dos días enteros de lavado de cerebro: los valores de la compañía, lo supermegachuli que somos, lo que molamos y sobretodo un ensalzamiento de los puntos fuertes y un maquillaje más o menos disimulado de las debilidades o aspectos negativos de la compañía. Reencuentro con los topicazos de siempre en este tipo de empresas, reencuentro con los novatillos que empiezan y que hacen las típicas preguntas que oyes en primero de carrera “Profesor, profesor, ¿qué libro compro para seguir la asignatura?”, que te entran ganas de decirle, la bíblia chato, para que empieces a rezar para aprobar.

Hablando con gerentes y con socios, uno tiene siempre buenas vibraciones, yo no sé si usan brujería o algo así, pero lo que es la dialéctica, la dominan en extremo, a uno le da la sensación que si te encuentras en pleno desierto del Sáhara y te vienen (cualquiera de ellos eh) a venderte un anorak, les dices oiga sí, deme dos por favor. Y luego cuando llegas a casa ves los anoraks y dices ¿WTF? ¿Para qué cojones quiero yo unos anoraks en el puto desierto? Pero entonces ya da igual y dices mira tu a lo mejor un día de estos el cambio climático hace que se hiele el puto Sáhara. Nunca se sabe.

Y mañana el proyecto, ya estoy asignado pero es una caja de sorpresas, eso es realmente una incógnita, lo revelan 5 minutos antes de acabar el curso de entrada (en las entrevistas ni palabra) para que no puedas hacer preguntas comprometidas ni averiguar nada por tu cuenta, zas, en toda la boca, te lo comes y luego vas y ves qué te ha tocado, el proyecto marrón que tienes que tirar palante, el proyecto de guais con documentación infinita, el proyecto agujero negro (que ni la luz escapa a su gravedad), el proyecto de pimpampumfuera que luego se va alargando y alargando como cuando te sacas un chicle de la boca o el proyecto perfecto. El proyecto perfecto, según cuenta la leyenda es uno en el que haces lo que se supone que debes hacer, hay un buen clima de la ostia, el cliente se porta de cojones, aprendes un huevo y encima sales de media a tu hora con una varianza coherente.

Y dices bueno, chato si tan jodido lo ves ¿Porque no te drogas? O algo y nos dejas de dar la brasa. Y para qué coño volviste al mundo de la gran consultoría? Quién te mandaba a tí meterte en estos berenjenales? Te lo has buscado y lo has decidido tú solito, pues joder ahora no nos vendrás con que antes de empezar tu primer proyecto estás desmotivado o no te encuentras a gusto. Y no es eso, estoy convencido de que he hecho bien con este cambio y tengo ganas de demostrar lo que valgo a tope pero en esto (como todo) hay que tener suerte, suerte de que las cosas salgan, de que la historia funcione más o menos bien, de que se me presenten oportunidades y allí tengo que estar al pié del cañón, dándolo todo y eso joder en cierto modo asusta y me causa incertidumbre, por eso estas líneas contando como lo veo y qué han dado de sí estos dos días de entrada en la compañía.

Así que bueno, según como vaya mañana, con el título del post que intentaré hacer ya veréis como ha ido si pongo “Pintan bastos” pues ya sabéis que estoy jodido, si por el contrario veis “Vivan los Donuts y el Bollycao” prepararos a descubrir más cosillas interesantes de mi nuevo curro. Y por cierto también espero que mañana se presenten nuevos iPods, pero no creo yo que pueda seguir el evento, así que ya me enteraré luego si mi Visa debe morir en la hoguera o le perdono la vida hasta que salga una actualización del MacBook Pro.