Más de diez años después del erasmus, hemos vuelto con Cristina al lugar donde vivimos nuestra aventura, junto a tantos otros, donde sucedieron cosas increíbles.

No puedo describir con palabras, la sensación que tuve al salir por la estación de tren principal (la Hauptbahnhof) y llegar a la ciudad, recordé la ráfaga de sensaciones que tuve al llegar la primera vez con mi supermaleta cargada de ilusión, fue algo mágico, tan emotivo que simplemente hay que vivirlo para entenderlo.

Cogimos un bus y fuimos al centro, tomamos el ring, pasamos por el teatro, Elisenbrunen y el mítico Bushof (central de autobuses), fuimos al hotel a dejar las maletas y estábamos ahí, en Aachen, más de diez años después. Fue igual que un viaje en el tiempo. Cogimos un bus número 7 (como los que solíamos coger) fuimos hacia arriba, hacia “casa” : primero Minoritenstraße, más arriba en el achicane de Driescher Gässchen intentamos ver el Delhaize (reconvertido en un REWE), luego el imponente (y maloliente) Ponttor para llegar a nuestro barrio, donde estaban los apartamentos de Cris (Amadeus) y los míos (Amax), el Lidl, la fábrica Lindt con su olor a chocolate y el descampado donde montaban la Ocher Bend (unos días más tarde de que nos fuéramos, lástima) y que tantas veces cruzamos para llegar a Westbahnhof, para ir de fiesta.

De nuestros principales garitos de fiesta, ya no estaba el local de la Westbahnhof, tampoco el B-9 (en Blondelstrasse 9), aun quedaba en pié el Nightlife y el Starfish a los que fuimos poco, pero alguna vez fuimos. Y tampoco estaba el mítico Pallas, donde solíamos comer los domingos nuestra Pizza Gyros mit Tzatziki (recuerdo que al final ya ni nos traían la carta). Bajando la PontStrasse, fue como navegar por un torrente de sensaciones, el resto seguía allí, la pizzeria La Finestra, el Labyrinth al lado del PontGarten y cómo no el Sowiso & Ocean en frente el Café Madrid, el Pont Pascha con sus Dönerteller… más abajo, el Chico Mendes, el Café Kittel y finalmente la Markt Platz. La imponente Rathaus, la Dom, las Nobis Printen y ya estás en los jardines de Elisenbrunen con el pestazo a azufre de sus fuentes. Adalbertstrasse seguía allí, la calle más comercial, con mayor número de gente, con su Kaufhof, Zara, tienda de O2 y toda la pesca. Al final de la calle están preparando un centro comercial enorme “Aquisgrana” que prometen abrir en Octubre de este año. Evidentemente recorrer esta calle también fue muy especial.

Al día siguiente cogimos uno de los buses que solíamos coger y que nos llevaba a Ronheider Weg, a la Philips. Ya no hay Philips. Bajón. Los edificios siguien ahí, los jardines también pero vacíos, desiertos. Pertenecen a la facultad o algo así, pero no hay vida, está abandonado. Fuimos a Schillerstrasse (recordando viejas fiestas en el sótano) un poco obligados por haber perdido el bus de vuelta y de ahí a Mozartstrasse, al ring y al Theatre, a coger un bus que nos llevaría a Maastricht. Y así fue, después de un viaje en bus que recordábamos más corto, llegamos a la ciudad holandesa donde solíamos ir al cine (cosas de tener la peli en V.O. y no doblada al alemán). En esta ocasión fuimos a ver Ant-man, peli Marvel que no está mal pero tampoco mata. Y de vuelta a Aachen con el bus 50. Cenita ligera (pd: no) en el Pont Pascha y a dormir al hotel.

El lunes lo dedicamos a ir de compras por todo el centro y descansar un poco por la tarde. Cenamos en el Labyrinth (una pizza gyros mit tzatziki por supuesto) y tomamos algo en el Sowiso. Al día siguiente, la despedida del lugar más mítico de Alemania para nosotros, ese sitio que marcó nuestras vidas para siempre.

No sé cuándo vamos a volver, no sé si pasarán 10 años más, 5 ó 20, pero estoy seguro que volveremos, Aachen es un lugar mítico, donde conocí a Cristina, donde tantas cosas increíbles pasaron. Ahora que veo que el blog de Álex M. , alexwelt sigue activo, estaría muy bien volver todos los que estuvimos en un viaje conjunto. Después de tanto tiempo, sería brutal, aunque me conformo con volver algún día con Christian y Xevi en un viaje relámpago Leuven-Aachen o simplemente como esta vez los dos juntitos y emocionados, Ladymandona y yo.