Más de un año después de escribir mi último post en el que os hablaba de mi nuevo teclado Planck EZ, estoy de vuelta por aquí para explicar mi experiencia con el objeto de deseo de todo maquero estos días, un MacBook Pro con el nuevo y flamante chipset de Apple, los M1 con los que los señores de Cupertino inician la transición de Intel a sus propios chips. Pero primero deciros que en cuanto a teclados me he quedado definitivamente en el Planck EZ, mi Vortex Pok3r lo tengo en un cajón en casa y mi Filco en un cajón en la oficina). Y ahora sí, vamos con todo lo que me ha pasado con el MacBook Pro, y cómo he llegado hasta la configuración que tengo actualmente.

Hace 5 años

Hace 5 años, me pasé a un MacBook Pro como ordenador de trabajo, para mi día a día, yo aseguré que mi productividad sería mejor y así fue. En ese entonces estrené un MacBook Pro de inicios de 2015, el último modelo que contaba con la manzanita iluminada, con un Core Duo i5 “Broadwell” y con el que nunca miré atrás hacia ordenadores con Windows, de hecho ahora que lo pienso, hace bastante tiempo que no toco un ordenador con Windows, me quedé en Windows 7. Bueno, aquello fue un maquinón, me cambió todo el flujo de trabajo, y con su pantalla retina y su trackpad con force touch, en esos momentos me convertí en la envídia del lugar.

Tengo un recuerdo muy especial de aquel ordenador, hizo que mi trabajo cambiase por completo y al ser nuevo iba muy fino y funcionó de maravilla varios años.

Hace 2 años

Finales de 2018 fue cuando me lo renovaron por otro MacBook Pro de finales de 2016 y con 1TB de disco, actualizando el procesador a un i5 Core Duo “Skylake” y cuya principal novedad era el factor forma más finito y la touchbar, que tenía unas ganas locas de probar porque recuerdo que en su momento pensé que era el invento del siglo. Me equivocaba totalmente, la touchbar es de lo peorcito que ha sacado Apple, y ya entonces vi que tenía varios problemas (como esa maldita tecla esc integrada que por suerte ya quitaron) y además no servía para nada mínimamente útil (y eso continua igual). Pero bueno, con el cambio había ganado más disco y oye actualizar el procesador, eso sí, a costa de perder la manzanita iluminada y de tener que lidiar con los dongles para conectarlo a cualquier cosa.

Y a cualquier cosa no lo conectaba. Lo conectaba a un iMac de 27” de 2011, que desde hacía un tiempo usaba como pantalla en la oficina. Mi setup era lo más: iMac de 27” como pantalla y MacBook Pro, un Filco TKL de teclado y un Magic Mouse 2. Aunque es cierto que no todo eran bondades en este setup, ya que usar un iMac como pantalla externa siempre ha tenido sus problemas (a veces no conectaba ni a tiros). En cuanto a ratones, bueno tras el Magic Mouse 2, tuve un Logitech MX Vertical casi un año y que guardo en un cajón (no tuve una experiencia nada buena, la verdad) y luego compréme un Magic Trackpad 2, que me va de lujo y que no tengo ninguna intención de abandonar.

Hace 9 meses

En Marzo 2020, se inició el confinamiento, y claro, evidentemente teletrabajaba como el que más, pero como comprenderéis no me llevé a cuestas el iMac de 27” de 2011 de la oficina a casa, pero sí el cable de conexión Thunderbolt a display port. Por que casualmente en casa, mi venerable esposa poseía otro iMac de 27” de 2012, así que convenientemente, se lo usurpé y mantuve así mi querido y estimado setup de MacBook Pro + iMac de 27” como pantalla, teclado Planck EZ y Magic Trackpad 2, en mi instagram podéis ver una muestra de ello, que tomé en mi 40 aniversario, con el funko de Ron Swanson como protagonista y como artista invitado mi iPad Pro de 2017. El teclado Vortex conectado al iPad, era más postureo que otra cosa y pronto fue guardado convenientemente en un cajón. Y así estuve pues unos meses, la mar de bien.

Hace 2 meses

Hace 2 meses, mi MacBook de 2016 había desarrollado un pequeño problema y es que la batería se le estaba hinchando en un grado de bastante. Nada que impidiese su uso, pero si lo apoyabas plano encima de la mesa, uno lo podía hacer girar como una peonza. Así que pedí reemplazarlo por varios motivos, primero por el problema con la batería (que además de la hinchazón hacía que aleatoriamente se apagase si no estaba conectado a corriente), y después porque había otra máquina disponible precisamente de finales de 2018 y además eso me iba a permitir dar un salto adelante importante en el procesador que, aunque el Core Duo me permitía desarrollar mi trabajo sin ningún tipo de problema, era una CPU de 2016, y yo trabajo con aplicaciones que requieren recursos y lo hundían un poco en la miseria en según qué cosas.

Cayó en mis manos entonces un MacBook Pro también de 13”, esta vez de finales de 2018 y con procesados de cuatro núcleos i7 “Coffee Lake” que a nivel de rendimiento, literalmente volaba respecto al que tenía antes, pasar de dos cores a cuatro (aunque el ventilador soplase como un condenado) ni os lo cuento. Pero había un problema inicial que ya sabía y otro más añadido. El problema inicial y conocido es que el antiguo dueño había vertido algún brevaje sobre la touchbar y esta tenía un problemón. Porque amigos, como comprobé por experiencia, la touchbar no puede desactivarse ni con agua bendita, no hay ninguna opción conocida para hacerlo y además va soldada a la placa, no se puede cambiar y repararla vale un tururú. Y entonces fue cuando instalé 3 capas para frenar el baile de San Vito, y la borrachera de la touchbar que eran de aúpa:

  • Better Touch Tool: con esta aplicación (que tengo de hace algún tiempo para configurar algún gesto en mi Magic Trackpad) puedes añadir una variación en la touchbar para que esta quede reemplazada con un botón que no haga nada. De forma que aunque empiece la fiesta de toques accidentales, no hagan mucho destrozo, porque la fiesta de subir y bajar el volumen, subir y bajar el brillo, iniciar y parar la música que bueno es que no os podéis ni imaginar el desenfreno del copón, era tanto el desfase que si lo dejabas un rato solo con esta protección, bueno era capaz de colgar la app y volver a poner la touchbar del sistema y la fiesta empezaba de nuevo. Necestiaba otra capa de protección y la encontré rápido.

  • Bar None es una app gratuita y que impide la pulsación de la touchbar si no tienes pulsada la tecla de función, va de lujo, mano de santo. Hay otra app que se llama Hide My Bar que vale un par de pavos y que apaga la pantalla de la touchbar además pero no creo que fuese la mejor opción, puesto que cuando estás sin el teclado externo y quieres acceder al Esc por ejemplo con Bar None solo tienes que tocar Fn y rezar para que la touchbar te deje tocar la tecla (aunque bien se cierto que puedes remapear la tecla de Esc con Karabiner por ejemplo). Pero todavía había una protección más.

  • Modo clamshell: los MacBook desde tiempos inmemoriales, de hecho es algo que ya tenían iBooks y Powerbooks (historias del abuelo cebolleta amigos) pueden cerrarse y trabajar con una pantalla externa solamente, de forma que la touchbar queda desactivada (bueno y el teclado y trackpad integrados también claro).

Esto último era de vital importancia cuando dejabas el MacBook a solas y se suspendía, ya sea cuando terminaba la jornada o cuando te entraba una llamada larga y dejabas el MacBook solo, o cuando parábamos para comer y debías de dejarlo en suspensión, porque las dos aplicaciones anteriores dejan de funcionar si el MacBook se suspende o si te vas al login. Y entonces la fiesta y el desenfreno de la touchbar se activan. Recuerdo el día que estaba tranquilamente en el sofá y empiezo a escuchar como psicofonías… ruido en la habitación… hasta que me di cuenta que era la touchbar haciendo de las suyas.

Además, derivado de las protecciones había otro problema, el proceso Touchbar server que gobierna la touchbar se volvía loco. No derivaba en un problema de rendimiento, pero hacía que las aplicaciones como Bar None de buenas a primeras tampoco respondiesen como tocaba y podías en un momento dado experimentar otra vez el festival. Y esto era el problema inicial, el añadido era que la conexión con mi iMac de 27” de pantalla externa era ostensiblemente peor que con el otro MacBook. Pero bueno, o sea días que perdía pues entre 15 y 30 minutos intentando que lo reconociese como pantalla y todo funcionase, tenía que hacer varios hechizos y brujerías para que todo funcionase y eso era exasperante unido a los problemas de la touchbar.

En esas que hubo keynote, se presentaron los M1 y su precio era el mismo que reparar la touchbar así que yo imploré que mis problemas terminasen con un M1, se escucharon mis súplicas y fui feliz pensando que volvería a estrenar MacBook como en 2015… y que todos mis problemas terminarían.

Hace 1 semana

Y me equivocaba. Recogí mi MacBook M1 el viernes 4 cargado de ilusión y me lancé a planchar la copia de TimeMachine que guardo en un disco externo SSD. Sé por experiencia que es un proceso que tarda varias horas en migrar todos los datos. Pero una vez hecho esto, arranca el sistema, lo conecto al iMac de 27” de Cris que uso como pantalla, Cmd+F2… Cmd+F2 de nuevo y… ¡zasca! no funciona la pantalla, no va. Pero no ir de no ir, o sea de que el iMac ni hacía el esfuerzo de comportarse como pantalla, como si no tuviese nada conectado. Y me puse a investigar hasta darme cuenta amargamente de que Apple a partir de todos los modelos de 2019, había retirado esa funcionalidad de que sirviesen de fuente de pantalla a otros iMacs. Cosa que yo no critico, porque es cierto que es algo que nunca ha ido bien, pero que me cayó como un jarro de agua fría. ¿Y ahora qué hago?.

Bien, después de esto, y con la moral muy baja, me dí cuenta además de que Mensajes no funcionaba. Me pedía mis credenciales de iCloud y no las aceptaba. Evidentemente, Facetime hacía lo mismo. Error desconocido al cabo de un rato. ¿Cómo? Pero si mi iCloud está y funciona, tengo acceso a iCloud drive, fotos y mis contactos se sincronizan, keychain funciona perfectamente. Ya, amigo pero los caminos del iCloud son inescrutables y Mensajes y Facetime no van. También me di cuenta de que tampoco me funcionan ni handover, portapapeles universal ni desbloquear el Mac con el Apple Watch (ya ni siquiera aparece la opción en las preferencias). Así que decidí volver a lanzar la restauración de TimeMachine y me fui a dormir pensando que igual alguna cosa del proceso no había ido bien y que se solucionaría solo.

Mismo resultado. iCloud funciona, Mensajes y Facetime no. Creo un usuario nuevo en el MacBook y enlazo ahí mi iCloud, todo funciona a la primera. Mierda. Me pongo a investigar y leo 10 millones de otros casos de gente con problemas similares y varios métodos que pruebo uno por uno y acaban en un “llama al serivicio técnico”. Llamo al servicio técnico de Apple. Tengo el caso abierto con ellos de hace una semana y mis esperanzas van decayendo. Me veré forzado a crear un usuario nuevo y empezar a instalar aplicaciones y restaurar ficheros y eso tras varios años… es una movida interesante que si tengo que hacer haré en Navidades y con calma. Un problema que abordaré a su debido tiempo, estoy de puente hay otras cosas más urgentes como por ejemplo solucionar qué hacemos con la pantalla.

Hace 4 días

Llegó el nuevo monitor a casa y mi office setup cambió, para bien. Sin la posibilidad de conectar mi MacBook Pro al iMac debíamos encontrar una solución para trabajar más cómodo que con la pantalla retina de 13”. Tras la keynote y los análisis del rendimiento de los M1, con Cris parece que tenemos decidido que el Mac que va a sustituir ese iMac será un Mac Mini, probablemente no de esta generación, de la siguiente. También parece que el confinamiento va a durar algún tiempo más y la situación es incierta, con lo que invertir en tener un buen monitor ahora no es para nada una mala idea. Cris usa día a día desde Marzo una pantalla LG de 29” que compré hace tiempo bastante bien de precio y en un principio, pensamos en que me la quedase yo y ella volviese a un monitor de Dell de su empresa o de la mía, o sea un monitor de 21 o 22 pulgadas que deberíamos recoger. Pero luego, bueno lo hablamos y vimos que comprar ahora una pantalla mejor sería una inversión que aprovecharíamos desde ya y que probablemente reaprovecharíamos más adelante si compramos un Mac Mini, además de que mientras dure el teletrabajo la exprimiremos al máximo y luego si pongamos que la situación global cambie (que ojajá) y vencemos la pandemia, muy probablemente el tema del teletrabajo se abra paso y se dé más que antes de la pandemia (yo lo veo, de hecho hace muuuucho tiempo que algunos pensamos que se puede teletrabajar en según qué posiciones sin ningún problema varios días a la semana).

Nos decidimos por un monitor de Samsung de 34”, modelo C34H890, del que estoy enamorado… aunque el monitor tiene ya un tiempo (y por eso es más barato que otras opciones) es como tener dos monitores de 27” unidos, o sea tiene una resolución de escándalo de 3440x1440 en la que puedes tener varias ventanas abiertas al lado y te sobra, y además gano un USB-C, porque este monitor alimenta al MacBook entregándole hasta 65W (la fuente de Apple es de 61W), cosa que dicho sea de paso está muy bien ya que con el cambio a M1 he sacrificado 2 puertos USB-C que tenía ocupados.

Llevo literalmente 4 días con esta configuración y estoy encantado. El MacBook tiene el mejor rendimiento que yo haya experimentado nunca y bueno la pantalla es la mejor que yo he tenido nunca.

Dentro de 1 semana

Espero que el problema se solucione con el servicio técnico, ellos me han dicho que confíe y que a las malas siempre está la posibilidad de empezar de cero. Y si no tengo suerte, pues tendré que resignarme y con calma ir migrando aplicaciones y carpetas en un usuario nuevo. A parte de esto debería devolver el MacBook de la touchbar borracha, e iniciar un periodo de merecidas vacaciones navideñas hasta el año que viene, que aprovecharé para bueno intentar desconectar un poco y enfocar varios proyectos importantes a nivel laboral.